Qué nervios. Empezamos el cole.
En unos días muchas familias dejáis por primera vez a los peques en la Escuela Infantil. Serán unos días duros. Los peques se enfrentan a un entorno nuevo, con gente nueva. Y los papás y mamás dejan lo más valioso durante unas horas. La confianza es fundamental.
Es un período complicado. Sobre todo si son muy pequeños. Leía hace poco un artículo que hablaba precisamente sobre esto. Decía que la Academia Americana de la niñez y la adolescencia recomienda la edad de tres años como una buena edad para mandar al niño a las escuelas infantiles. Algunos expertos indican que durante los primeros años de vida el mejor lugar para tu pequeño es su hogar. Mantienen que lo ideal es dejar al niño en los centros infantiles a partir de los 2-3 años, pero no antes. La figura de la mamá o del papá o, en su defecto, de una figura representativa constante que el bebé pueda tomar como referente durante sus primeros meses es fundamental.
Es cierto. Pero no lo es menos, que los tres primeros años de vida son claves para sentar las bases de su desarrollo futuro. Son los cimientos sobre los que se sentarán su aprendizaje y su carácter como adulto. Así que un entorno óptimo, donde el niño se sienta féliz, querido, juegue, se interrelacione con más niños, coma bien, duerma sus horas y reciba estimulos adecuados, es una buena opción especialmente a partir del año. La mayoría de familias que se ven obligados a dejar a niños muy bebés es por necesidad. La conciliación familiar y laboral obliga a estas opciones. Así que ante esto, lo mejor es elegir bien. Y eso las familias, sabéis hacerlo.
El período de adaptación en colaboración con Lápices es básico.
Pese a todo. Como lo primero son los peques. Para Lápices es básico que los primeros días, especialmente en niños muy pequeños, se realice la adaptación progresiva en compañía de los padres. Es fundamental para los niños. De ahí nuestra insitencia en que las familias colaboren en el proceso de adaptación. No por nosotros, sino por sus hijos. No pueden sentirse abandonados.
Así que cuando os vayáis despediros de él o de ella. No aprovechéis un descuido para desaparecer.
Separarte de la persona más importante de tu vida es muy difícil, si además esa persona es tu guía, tu referente, tu apoyo, no sólo puedes sentirte triste, sino también desubicado y sin saber qué rumbo coger.
Poco a poco los pequeños irán familiarizandose con el entorno de Lápices, con la educadora, esa nueva persona que le hace de guía durante unas horas, con la que debe coger confianza. Como hemos dicho, esto no sucede en pocas horas ni en pocos días, por eso es necesario que ofrezcamos a nuestros hijos la confianza adecuada.
Alteraciones del carácter y de la alimentación.
Aún así, a lo largo de las primeras semanas, o incluso meses, nos encontramos niños que lloran (es la manifestación más generalizada); niños que no lloran y participan en la escuela de forma resignada , pero en el hogar manifiestan conductas negativas; niños que lloran y se niegan a ser atendidos por extraños; niños que no participan, no se relacionan; o niños que se aferran fuertemente a algún objeto que traen de casa.
Hay niños que pueden tener alteraciones de sueño, de alimentación. Algunos sienten ansiedad ante la separación y pueden sentir abandono, miedo, surgen los celos de los otros hermanos, o pueden tener comportamientos agresivos.
Son casos extremos o comportamientos temporales. Debemos hacérselo fácil. Evitemos frases de este tipo «no llores que mamá se va triste», «no llores que mamá viene ahora». «ay, pobrecito, que le hemos dejado solito», «¿qué te han hecho?». En nada les ayuda.
Papás y mamás, un consejo. Sed comprensivos, muy comprensivos, y muy empáticos.Tratad de poneros en su piel para saber qué siente y por qué lo siente, apoyadle y ayudadle y tened en cuenta que, si cambia un poco su relación con vosotros cuando está en casa, demandando más contacto y más tiempo con vosotros debéis hacer lo posible por dárselo, simplemnte os está pidiendo que le demostréis que nada ha cambiado.