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Loli Herrero: «No todas las escuelas infantiles pueden permitirse el lujo de una coordinadora o directora»»

Licenciada en Pedagogía y Ciencias de la Educación. Diplomada en Magisterio en la especialidad de educación infantil. Su periplo en este sector  comienza como pedagoga de escuelas infantiles.  Incluso tuvo un momento en que cambió los niños por los adultos al trabajar  como técnico y gestora en formación. La experiencia duró poco. Años más tarde le ofrecieron la dirección de un centro Lápices hasta hoy. Derrocha sonrisas y simpatía. Si pudiera convertir un sueño en realidad sería conseguir más tiempo para ella.  Loli Herrero, directora de Lápices en General Avilés, no podría prescindir… de su familia.

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Si echas la vista atrás…

Veo una distancia infinita entre lo que es hoy dirigir una escuela y lo que era antes. Un abismo. En forma de gestión, en relación con las familias, en recursos, en número de alumnos. Hoy, pese a todo, es mucho más fácil.

Yo iba para psicológa. Pero cuando comencé los estudios no quedaban plazas en la Facultad de Psicología, así que comencé Pedagogía y después ya no quise cambiar. Me atrapó.

Cuando me ofrecieron dirigir una escuela Lápices no lo dudé. Me encanta hacer lo que hago. Cada día es diferente. No me aburro jamás.

¿Cómo es ese trabajo?

(Risas) Es un no parar. A veces me siento como un bombero apagando fuegos constantemente.(entiendeme…_sonrie_ en el buen sentido de la palabra). Superviso las aulas y los pequeños, hablo con las educadoras para comprobar que todo está correcto, soluciono cuestiones de los padres, compruebo la organización, etc. Un sinfín de tareas que no acaban nunca y que se vienen conmigo a casa.

No todas las escuelas infantiles pueden permitirse el lujo de tener una coordinadora. Hay centros que esa labor la hacen las educadoras. Pero eso implica salir de clase, abondonar las aulas. Nosotros eso no lo permitimos. La dirección de esta empresa siempre ha tenido claro que las aulas no se pueden dejar solas por atender, por ejemplo, la puerta, o un teléfono.

-En esa labor de coordinación habrás visto muchos perfiles de educadoras. ¿Cuál sería el de la educadora ideal?

(sonrie)… Pues, mira. Fundamentalmente, que disfruten con su trabajo. Y eso se ve rápidamente. Que traten bien al niño, de manera cariñosa. Que se preocupen de que los niños avancen, aprendan , pero siempre desde el cariño. Que estén en formación continua.Que tengan recursos.

(Seguimos hablando mientras nos movemos entre los pasillos de las aulas para continuar con su trabajo) -¿Son así las profesionales actuales?

(Perdona este movimiento de aquí para allá pero esto es así. Tengo que solucionar unas cuestiones_ se disculpa mientras la persigo por la Escuela)No lo entiendas como falsa molestia, pero en nuestra escuela sí. En los últimos años se ha producido un cambio espectacular en la forma de dar las clases, más allá de la programación. Tenemos a gente muy implicada en el proyecto.

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-Qué piden hoy los padres cuando vienen a interesarse por un centro.

La principal inquietud es que su hijo sea féliz. Con niños muy pequeños la parte educativa no es una prioridad. Otra cosa son las familias que vienen a inscribir a sus hijos en segundo ciclo de infantil. Ahí sí se muestran más exigentes a nivel educativo.

En el caso de los más pequeños valoran la vertiente educativa cuando sus otras prioridades, la felicidad, el bienestar… están cubiertas. Algo totalmente comprensible y normal.

-Hoy se habla mucho de un sinfín de metodologías educativas. ¿Es una moda? ¿Una revolución educativa?

Todo ha cambiado mucho. La incorporación de las nuevas tecnologías han transformado todo. Lo cierto es que la forma de entender la enseñanaza a base de la memorización no tiene sentido. Trabajar a partir de proyectos permite asimilar mejor los contenidos. Ahora se está probando e indagando mucho en algunas aulas. Y eso puede que afecte a los niños.

-Vosotros tenéis una metodología propia..

Sí. Trabajamos la experimentación, la alimentación… pero lo que nos caracteriza desde hace dos años es la natación educativa. La fusión del proyecto educativo con el programa deportivo de  natación ha contribuido a mejorar la psicomotricidad de los niños entre otras muchas cosas. El aprendizaje en Lápices tiene diferentes espacios, los terrestres y los acuáticos. El hecho de que la mayoría de las monitoras de piscina sean educadoras infantiles ha contribuido a la integración de los programas. Los niños, además, son felices en el aula acuática. Las familias nos cuentan que sus hijos preguntan qué días tienen agua.

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¿La figura del educador está cuestionada?

El sistema tradicional ha caído. Ahora hay que conseguir el respeto sin miedo y eso es complicado. Es importante la constancia  en las normas.  Por ejemplo, ante una prohibición no puede haber permisividad. Esa es la manera en que los niños aprenden lo que se puede y no se puede hacer. Hay que cumplir lo que se dice. Y siempre desde el cariño, el respeto. Así conseguimos que el educador tenga un control del aula. Para los pequeños es más fácil, saben como moverse y tienen los límites marcados para la mejor convivencia de todos.

-¿Pueden contribuir las familias en esta labor?

Es muy, muy importante la coordinación con ellas y la continuidad con lo que se trabaja en la escuela. Así evitaríamos unos comportamientos en el cole y otros en casa. (Ríe) Aunque como madre también sé que eso, a veces, es difícil.

-Casada, madre de dos hijos y directora de una escuela. ¿ Cómo se gestiona todo?

Ufff. Desde que entro por la puerta hasta que salgo sólo pienso en el trabajo. No te permites centrarte en otra cosa. Y al salir de aquí… mi familia es la prioridad. Me siento una privilegiada.

-Como madre y como mujer. ¿crees en las superwoman?

Noooo. Creo en la organización. Y creo que todas las mujeres que trabajamos fuera y dentro de casa, lo conseguimos a base de organización, falta de sueño y tiempo para nosotras. Pero, merece la pena. Los niños ven en mi un referente. Les gusta ver dónde trabaja su madre. Además, personalmente, intento disfrutar de esta etapa en que mis hijos son pequeños todavía. Después, me necesitarán menos.

Nos permitimos compartir una reflexión con Loli Herrero

Si me tocara la lotería… seguiría trabajando

No podría  prescindir de… mi familia

Nunca haría.. que alguién se sintiera mal por mi culpa.

Nunca renunciaría a …mi estilo de vida

Si pudiera convertir un sueño en realidad… pediría más tiempo.

 

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