La importancia del movimiento en la etapa infantil
Moverse es esencial para vivir. Los movimientos corporales posibilitan al niño relacionarse con su entorno y a la vez desarrollar su cuerpo, su mente y su espíritu.
Podemos ver cómo evoluciona el niño a través de su juego, y cómo se desarrollan sus habilidades psicomotoras a través del movimiento hasta llegar a su máxima capacidad.
Durante los dos primeros años el niño “piensa haciendo”. Es un ser actuante. Lo que percibe de sí mismo y de los demás son las acciones y los resultados de las mismas. A través de sus movimientos explora y comprende el entorno. Adquiere nociones espaciales, temporales, de lateralidad, relativas a su cuerpo, a los objetos, a situaciones que le facilitan la adquisición de nuevos aprendizajes y desarrolla sus capacidades.
Todavía pasarán unos años hasta que desarrolle la capacidad lingüística que le permita planificar, organizar y analizar su acción. Mientras tanto, conviene facilitarle las cosas.
No se trata de saturarles, pero sí posibilitarles la libertad de movimientos suficientes para que vayan adquiriendo fuerza y control en sus músculos de forma que puedan explorar, gatear, dar sus primeros pasos, correr, saltar, modelar, dibujar, construir. Para dominar el movimiento hay que moverse.
Potenciar y trabajar la psicomotricidad en la etapa infantil y, sobre todo, de 0 a 3 años, es vital en el desarrollo motriz, cognitivo, comunicativo y afectivo. No hay que olvidar que niños y niñas crecen, juegan y aprenden mediante su relación con los demás y por medio del movimiento.
La Psicomotricidad, aplicada a los niños, es una disciplina que se trabaja a través del movimiento libre y la espontaneidad. Es una actividad muy completa, ya que los niños descubren todo lo que pueden hacer con su propio cuerpo y lo aprenden jugando, investigando y descubriendo, porque el juego es la herramienta más poderosa que tienen para entender cómo funciona el medio que les rodea.
Durante los dos primeros años de vida el niño “piensa haciendo cosas”. Es decir, el niño es un ser que actúa. Lo que percibe de los demás y de sí mismo son las acciones y los resultados de las mismas. A través de sus movimientos explora y comprende el entorno.
Por ello, el movimiento es de gran importancia en el crecimiento saludable y es un factor clave para el desarrollo general de los niños. Por medio del movimiento, los niños desarrollan su capacidad para pensar y su comunicación al interactuar con el mundo. Este movimiento también promueve la confianza en sí mismos y con ello mayor autoestima. Los pequeños usan su cuerpo para comunicarse y resolver problemas. Y, lo más importante, a través del movimiento tendrá un vínculo más estrecho con el adulto.
Hay dos tipos de psicomotricidad:
- Psicomotricidad fina: tareas pequeñas y delicadas que se pueden hacer con los dedos o con músculos faciales, como coger cosas, hablar, pintar, hacer la pinza con los dedos de las manos, etc.
- Psicomotricidad gruesa: movimientos grandes del cuerpo, como correr, saltar, jugar a la pelota, etc. Se desarrolla desde la cabeza hasta los pies.
La actividad física de todo tipo estimula el desarrollo del niño pequeño de varias maneras:
- Desarrollo intelectual: la actividad física estimula la conexión entre mente y cuerpo. Los niños aumentan su capacidad de resolver problemas al intentar realizar diversos actos como, trepar, ponerse debajo o pasar a través de algún objeto. El movimiento también es esencial para ayudar al niño a poner sus ideas en acción y así lograr un objetivo
- Desarrollo físico: el movimiento, el baile y el juego activo pueden ayudar al niño a adquirir un mejor concepto del mundo físico y un mayor interés en este.
- Formación de relaciones sólidas: el movimiento es un medio esencial de comunicación y una de las primeras formas en el que el niño expresa sus pensamientos y cómo se siente. Es una manera importante de conectarnos con otras personas.
- Confianza en sí mismo: Los niveles de actividad varían mucho de un niño pequeño a otro. Algunos gatean y caminan temprano; otros lo hacen mucho después, prefiriendo explorar con los ojos y las manos en lugar de hacerlo con el cuerpo. Es importante entender y respetar la habilidad y el interés del niño en el movimiento.