Cómo quitar el pañal a tu hijo y no morir en el intento

Ya estamos en primavera, nuestro hijo empieza el próximo curso el colegio y todavía lleva pañal… ¿Qué hago? Aprovechando que estamos en casa, es un buen momento para empezar a quitar el pañal a vuestro hijo.

Tenemos que tener clara una cosa: todos los niños aprenden a ir al baño solos, antes o después. Por lo tanto, vamos a relajarnos un poco.

Ir al baño solo implica una madurez personal determinada. Es convertir en voluntario algo que hasta ahora era involuntario. Su cerebro recibía la señal de la vejiga de que estaba llena y se limitaba a decirle que se vaciara, sin más.

Ahora, cuando su cerebro recibe esa señal, debe decirle que espere, que tiene que llegar hasta el baño, bajarse la ropa, sentarse en el inodoro y entonces, y solo entonces, puede vaciar la vejiga….. Como veréis, implica muchas cosas.

Por eso, antes de empezar como tal la operación pañal, debemos preparar a nuestro hijo o hija:

  • Que se sienta autónomo para intentar vestirse, desnudarse y/o lavarse.
  • Que avise después de hacer pis o caca.
  • Que pida que lo limpien si está sucio.

¿Qué podéis hacer vosotros?

  • Cambiar pronto al niño para que le guste estar limpio.
  • No tener al niño sentado en el orinal si no quiere.
  • Tener paciencia, puesto que no sabemos cuánto tiempo habrá que invertir en este aprendizaje.
  • Recordarle que tiene que ir al baño, decirle cómo se usa, cómo limpiarse.
  • No utilizar castigos ni burlas.
  • Crear un clima en el que se sienta seguro, querido.
  • Practicar poniéndolo a hacer pis cuando se levante por la mañana y antes de bañarlo, ya que son momentos en los que suelen hacer pis y nos permiten practicar a que se siente en su orinal.

Cuando decidamos que ya está preparado y vamos a empezar, entramos en un camino donde no hay retorno, es decir, si quitamos el pañal, ya no se lo vamos a poner en todo el día, excepto para ir a dormir.

Y ¿cómo lo hacemos?

  1. Elegimos qué día queremos empezar. Debemos comentar al niño que ese día algo grande va a ocurrir, que va a usar el orinal o el váter como la gente mayor. Menciónaselo una vez al día durante toda la semana hasta llegar a ese día.
  2. Enseñamos al niño, antes del día señalado a bajarse y subirse tanto los pantalones como la ropa interior.
  3. Tenemos recompensas preparadas. La clave para vencer la resistencia es premiar con habilidad.
  4. Comenzamos el día señalado diciendo al niño cuando despierte que a partir de ese momento sólo va a utilizar el pañal para dormir, en la siesta o por la noche.
  5. Ponemos al niño en el orinal o WC cada 30-45 minutos.
  6. Si el niño realiza una deposición u orina en el orinal, por pequeña que sea, le recompensamos, lo mismo que si permanece seco y limpio.
  7. Ignoramos los accidentes. No se le debe dar importancia. Simplemente se le ayuda a cambiarse y se le dice que no se preocupe porque tendrá otras oportunidades de utilizar el orinal.
  8. Recompensamos los progresos.
  9. Ignoramos los comentarios negativos si vuelve a pedir los pañales.
  10. Esperad accidentes y no regañéis ni critiquéis al niño. Si los accidentes ocurren muy a menudo la consecuencia deberá ser aumentar las prácticas del orinal después del mismo.
  11. Espaciad lentamente las recompensas, no las retiréis de repente.

QUÉ NO HACER

  • Tener prisa o impacientarnos. Recordamos que cada niño/a madura a su ritmo. Presionarle sólo conducirá a frustración y dificultades añadidas.
  • Amenazarle, reñirle, gritarle, castigarle… cuando no logra controlar los esfínteres.
  • Ridiculizarle en público, ante sus hermanos… compararlo con otros niños/as más “adelantados” o que ya han adquirido el control.
  • Ponerle dificultades o impedimentos involuntarias en forma de ropa difícil de manejar por el niño/a: olvidarse de vaqueros, pantalones con cremalleras, petos con tirantes, leotardos…

Y, sobre todo, mucha, mucha paciencia… La forma en cómo llevéis vosotros este proceso influirá mucho en el desarrollo del mismo. Si lo vivís como algo que os genera tensión y preocupación extrema, le trasmitiréis a vuestro hijo esa tensión que sólo dificultará ese aprendizaje.

Como ayuda externa, podéis utilizar alguno de los cuentos que os proponemos a continuación:

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