Aprendemos jugando: actividades sensoriales
La educación sensorial es de vital importancia, porque sólo a través de las sensaciones se llega a los conceptos y a las definiciones de las cosas. La riqueza de estímulos sensoriales beneficia al pensamiento, a la inteligencia y al lenguaje del pequeño. Las funciones superiores dependen de la educación de los sentidos.
A medida que van desarrollando sus sentidos, van progresando en el conocimiento y la construcción de un mundo físico y social cada vez más completo. De ahí, la importancia de trabajar en el aula la estimulación y desarrollo sensorial.
Es de gran importancia crear un ambiente adecuado para llevar a cabo la estimulación. Y es en este punto donde la música juega un rol fundamental… ya que ayuda a crear un espacio adecuado, libre de tensiones, muy relajante y motivador para los niños y niñas.
Desde que nacemos, somos una fuente inagotable de actividad: mirar, tocar, manipular, curiosear, experimentar, inventar, expresar, descubrir, comunicar, soñar… en definitiva, jugar. El juego es la principal actividad infantil. Jugar es una necesidad, un impulso vital, primario y gratuito, que nos empuja desde la infancia a explorar el mundo, conocerlo y dominarlo.
Por estos motivos os recomiendo estas experiencias muy gratificantes tanto para niños como para los no tan niños. Os propongo, por tanto, una actividad muy sencilla por cada uno de los sentidos para que sin ninguna dificultad podáis trabajarlos.
El gusto.
-El gran banquete. Esta actividad es para que los niños prueben diferentes alimentos de una manera muy divertida y distingan así si son dulces, salados, amargos o ácidos. Los pueden tocar y oler ¡cosa que les encanta!
Para complementar la actividad se puede hacer un mural en el que pegarán y clasificarán los alimentos (previamente coloreados) según el sabor que tengan.
Algunos ejemplos de alimentos para poder trabajar los diferentes sabores:
- Amargo: chocolate negro, olivas
- Dulce: plátano, gelatina, kétchup, galletas, azúcar
- Salado: papas, saladitos, sal
- Ácido: tomate, naranja, limón
El olfato.
- ¿Cómo huele? Se colocan diferentes elementos expuestos en una mesa y se van comentando. El niño tendrá que ir eligiendo cuáles quiere oler e identificar si tiene olor y si les es agradable o no.
Posibles materiales: jabón, pegamentos, plastilina, colonia, cebolla, ajo, vinagre, orégano, naranja, piedra, folio y agua.
El oído.
- ¿Dónde está?: El niño debe salir de la habitación donde se realice el juego y aprovechando se esconde un despertador o un móvil programado para que suene en unos minutos. El juego consiste en que una vez que la alarma suene el niño tenga que adivina de dónde procede la melodía y coja el dispositivo. Para una mayor dificultad se le puede vendar los ojos para que su oído se agudice.
El tacto.
- La caja misteriosa. Se crea una caja del misterio y se colocan diferentes objetos con distintas texturas dentro de ella. El niño tiene que meter la mano sin mirar y adivinar qué objeto se encuentra entre sus manos. Algunos de los elementos que se pueden utilizar son: algodón, peluche, naranja, piedra, tornillo, llave, conchas, hojas de árboles, cuerda, estropajo, agua y pepino.
La vista.
- Agua de colores. Este experimento es muy sencillo y muy visual. Consiste en convertir el agua en agua de colores utilizando papel pinocho. Utilizando tres vasos llenos de agua se coloca un trozo de papel pinocho en uno de los vasos de los extremos, en el otro extremo se coloca otro trozo de papel pinocho de color azul, y en el vaso del medio se anudarán ambos trozos de papel amarillo y azul para que, al meterlo dentro del agua, se convierta en verde.